EL SIONISMO COMO TERGIVERSACIÓN Y MANIPULACIÓN DEL JUDAÍSMO
En la anterior entrada terminaba diciendo palabras mas, palabras menos, que el sionismo a pervertido la fe monoteísta judía para sus perversos fines nacionalistas, colonialistas y expansionistas. Aquí la perspectiva religiosa judía como tal (el judaísmo es antes que nada una religión), nos ayuda a tener suficiente claridad al respecto. Basta con auscultar básicamente los postulados de la fe judaica respecto al exilio, que es uno de los fundamentos de su fe y práctica, para ver como a partir de su libro sagrado de la Torat y el Talmud, en el horizonte de fe del practicante judío, no hay cabida para la idea de un estado como tal, cosa que choca de frente con la agenda sionista de instaurar un estado para el judío en el exilio. Pero antes de ahondar en esta cuestión, miremos rápidamente de donde proviene el movimiento sionista, para que así nos podamos hacer una mediana idea de cual es la historia precedente del sionismo y por que ha convertido a Israel en lo que es hoy: un estado rayando en el fascismo.
El movimiento sionista nace al calor del nacionalismo europeo en el sigo XlX, en donde los Estados nación que surgieron después de la Revolución Francesa, se sintieron inclinados hacia una nueva identidad libre de todo relacionamiento con religión entre otras, y en detrimento de las identidades religiosas de aquel entonces. Como dice la historiadora del sionismo Anita Shapira: “Pequeñas naciones, que durante cientos de años carecían de gobierno propio, ahora se rebelaban para luchar por su libertad. Grecia, Italia, Polonia, Checoslovaquia y Alemania se transformaron de meros conceptos geográficos en símbolos del nacionalismo, en su lucha por ocupar un lugar bajo el sol.”. Y ya hasta aquí, y al calor de naciente nacionalismo europeo, los judíos traen en su historia un par de cositas que le ayudaría a Théodore Herzl y a su grupo, a dar inicio a su agenda nacionalista y colonialista del futuro estado de Israel: Sión como fuente de identidad, el uso del hebreo como lengua sagrada, y el sueño de volver a tierra santa.
Aquí se hace imprescindible que volvamos a retomar el tema del concepto judío sobre el exilio. Desde sus libros sagrados como son la Torah y el Talmud, el judío asume que el exilio a que a sido sometido es producto de un castigo divino debido a su incapacidad para obedecer los mandatos de Dios. Entonces lo que debe hacer un judío mientras esté en el exilio son básicamente dos cosas: asumirlo como un tiempo para la conversación de su vida, y como ocasión para dar a conocer a los gentiles la fe en Yavhé. A Esto es a lo que se refiere a la idea del exilio según la fe judía.
Ahora, ¿como es la idea judía respeto de la tierra santa (Jerusalén)? Traigo a colación las palabras de los judíos ortodoxos de Neturei Karta Internacional: “La Tierra Santa es un regalo Divino condicional. Es un lugar apartado para la veneración de Dios. Pero fue dada condicionalmente. La Biblia profetizó que si “los hijos de Israel” fallaran su misión espiritual, serían desterrados de su tierra y mandados al exilio. Este castigo del exilio duraría hasta que el Señor en Su misericordia, vea conveniente acabar la historia como la conocemos, anunciando la era Mesiánica – un tiempo de fraternidad y paz universal. Este utópico futuro incluirá la veneración de Dios por toda la humanidad. . .”
Vemos como en la cosmovisión de fe del judaísmo, el retornar a la tierra santa debe ser producto de una regeneración de vida y de cumplir la misión de dar a conocer entre las demás naciones la fe Yahvista, además de ser un espacio de fraternidad y unión con todos los seres humanos. Es decir, para el judío, mas allá de retornar a su tierra, el retorno del exilio es ante todo un volver a Dios. "¡Vengan, volvámonos al Señor! El no ha despedazado, pero nos sanará; nos ha herido, pero nos vendará. Después de dos días nos dará vida; al tercer día nos levantará, y viviremos en su presencial."(Oseas 6:1-2 NVI). Podemos darnos cuenta que aquí la cuestión es mas que un pedazo de tierra, es algo teológico y espiritual.
¿Pero que fue como fue que el sionismo tergiverso estas creencias? Para Théodore Herzl y su circulo de poder quienes estaban alejados de la fe judaica, el exilio fue asumido como el producto de la debilidad judía, por lo que ya era hora de acabar con el exilio, recurriendo a uso del poder político, económico y militar, idea que va en contravía de la religión judaica, que ve la terminación del exilio solo por la misericordia de Dios. Vemos como tal postura del sionismo, rechaza la idea talmúdica sobre el exilio, la cual enseña que los judíos no deben emplear fuerzas humanas para crear un Estado antes de que se establezca la era universal de paz y hermandad, teniendo como su centro a Jerusalén.
Vimos en la anterior entrada, y aquí lo hemos ampliado y corroborado, que el sionismo desde sus inicios elaboró una agenda propia distinta a la del judaísmo, fundada principalmente en conseguir a como diera lugar un pedazo de territorio para los judíos en exilio, y para ello usurpó y enarboló como propio, entre otros temas de la fe judía, la cuestión del regreso a Sion, pero vaciándolo de su contenido original. Y claro, ahí entró Palestina. No en vano lo pregonaba Herzl cuando decía cosas como: “La cuestión judía no es para mí ni una cuestión social, ni una cuestión religiosa, es una cuestión nacional» (1) Si, así es y no podía ser de otra manera, pues recordemos que la agenda sionista nació alejada de la fe judía, y en su lugar se alimento y se sigue alimentando del nacionalismo, un nacionalismo exasperante al punto de que si se habla de sionismo en Israel, ello significa que no se puede aceptar absolutamente nada que este por fuera de la identidad supuestamente judía de Israel. Es por eso que el sionismo destila odio contra los árabes, se percibe a si mismo como perseguido por todo el mundo, asume en representación de los judíos que es el único pueblo llamado y escogido por Dios, y es que no podía ser de otra manera, ya que todo nacionalismo indefectiblemente tiene necesidad de sacralizarse así mismo, descalificando y excluyendo a los demás. Esta es una consecuencia de todo fanatismo, incluido el religioso.
A manera de colofón, quiero terminar esta tercera entrada sobre Israel y la cuestión Judía y sionista, trayendo a colación las palabras del profesor Judas Magner, Presidente de la Universidad Hebraica de Jerusalén, que con ocasión del discurso inaugural de dicha Universidad en de 1946, y considerando que el Programa de Biltmore de 1942, que exigía la creación de un Estado Judío en Palestina conduciría a la guerra contra los árabes, decía: «La nueva voz judía habla por la boca de los fusiles Así es la nueva Tora de la tierra de Israel. El mundo ha sido encadenado a la locura de la fuerza física. El cielo nos proteja de encadenar ahora al judaísmo y al pueblo de Israel a esta locura. Es un judaísmo pagano el que ha conquistado una gran parte de la poderosa Diáspora. Nosotros habíamos pensado, en los tiempos del sionismo romántico, que Sión debía ser redimido por la rectitud. Todos los judíos de América llevan consigo la responsabilidad de esta falta, de esta mutación incluso aquellos que no están de acuerdo con las artimañas de la dirección pagana, pero que permanecen sentados, con los brazos cruzados. La anestesia del sentido moral conduce a su atrofia».
En una próxima entrada trataré de abordar la cuestión someramente tocada en esta presente entrada, de Israel como pueblo escogido por Dios, ya que este es otro de los argumentos predilectos que yace en el fondo de la mentalidad del movimiento sionista para justificar sus actos reprochables, y en la de muchos cristianos y cristianas de hoy, que apoyan a raja tabla o disimuladamente los actos de la dirigencia sionista.
Saludos para todas y todos.
(1) (Roger Garaudy, Les Mythes fondateurs de la politique israélienne. 2a édicion: Samiszdat Roger Garaudy, Paris, 1996)